¿Cansados del cine de acción sin una gota de sangre y políticamente correcto? ¿Abrumados de los chistes recurrentes entre golpe y golpe? Pues bien ha llegado Mad Max para sacudir al público con su brutal grandeza. Siendo todo lo que han soñado ser todos los reinicios de las grandes películas del pasado, pero con una notable cuota visual acorde a los estándares del siglo XXI.
En una época en donde el cine de acción se muestra cada día más monotemático, con sobrecarga de superhéroes o películas de acción sumamente light en donde se toma la guerra y la muerte como algo limpio y moralmente claramente definido. Ahora vuelve George Miller luego de 30 años a mostrarnos su universo más oscuro en un gran regreso pos apocalíptico. En una propuesta demente y sorprendentemente libre escapando de las modas actuales en donde todo se suaviza para gustar más y sobre todo vender mejor. En un tiempo en donde según un estudio realizado por British Medical Journal los dibujos animados para niños de Disney clásicos son más violentos que las películas para adultos actuales, teniendo sus protagonistas casi tres veces más riesgo de ser muertos que en las películas de acción y sin la posibilidad de que dichos personajes regresen revividos en la secuela como es habitual. Mad Max rompe con esos cánones para mostrarnos violencia, muerte y espectacular brutalidad.
Max Rockatansky (Tom Hardy) es un superviviente nato, los fantasmas de su pasado lo atormentan y para concluir su mala suerte sus enemigos le han arrebatado todas sus pertenencias y su propia libertad. Pero fiel a su naturaleza buscara resistir como puede en la desolación del desierto post-apocalíptico y para hacerlo deberá evolucionar. Ambientada en un mundo en el que los salvajes de la autopista ya no tienen ni siquiera autopistas, Miller nos desafía con su orgía de violencia, oscuridad y porque no de mucha redención tanto para su protagonista como para un género actualmente demasiado domesticado. Con un modo técnicamente impecable, innovador e impactante, en un conjunto tan sólo fiel a sí mismo sin buscar batir ningún records en taquilla, porque Mad Max no es para todo el mundo pero seguramente seducirá a más de uno. Todo pincelado desde una magnífica dirección artística, una banda sonora que incluso está incorporada a la acción brutal —a puro heavy metal— y una coreografía sobre ruedas verdaderamente despampanante muy por encima de otros blockbuster actuales que rinden muy bien en taquilla pero son totalmente faltos de la menor calidad. Un frenesí maravilloso y agotador pero no para todos por su apisonadora excentricidad, aun cuando podemos echar en falta algo más violencia palpable aunque está muy por encima de la media.
¿Pero que sería Mad Max sin vehículos? Una de las grandes virtudes que tiene la cinta es la utilización de vehículos reales y no simple creaciones elaboradas en un computador. Máquinas de guerras con personalidad, cada una de ellas un fiel reflejo de su conductor, personajes inanimados de la desolación.
Pero la fotografía impactante, el 3D muy bien implementado y grandes efectos especiales no son nada sin buenos actores. Los participantes de esta fantasía de sangre, gasolina y tierras verdes profetizadas aciertan totalmente. Con un reparto encabezado por dos grandes actores de estos tiempos. Un Tom Hardy básico, primitivo, primario y anti heroico y una Charlize Theron totalmente camaleónica que por sí misma se roba la película más allá de su innegable belleza.
La historia cuenta con un guion en donde no sobran los diálogos y gran parte de la historia se cuenta meramente desde la acción o lo visual y no precisamente por diálogos grandilocuentes o excesivamente moralistas, pero el conjunto total funcionan perfectamente en un amalgama perfecto.
Conclusión: ‘Mad Max: Furia en la carretera’ es una extraordinaria película, muy superior a los tantos remake y reinicios que tan en moda están hoy en día. En donde ya se ha anunciado su secuela y en donde su director ha dicho que tiene aun ruedas y arena para rato.
Lo mejor:
- Una dirección impecable.
- Una banda sonora soberbia.
- Un 3D bien utilizado y una fotografiá soberbia.
- Un reparto que cumple con creces.
Lo peor:
- Falta alguna gotas extras de sangre.
12-12
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