Hemos conocido la opinión de la critica especializada y legiones de
fanático pero ¿Que secreto nos puede revelar la disciplina que
investiga sobre los procesos mentales?. ¿Cómo será el rito de iniciación
para una heroína cuando dichos momentos tradicionalmente son masculinos
falocéntricos? o ¿Kylo Ren es el símbolo de la actual crisis de
identidad masculina?
Este articulo fue escrito por por José Héctor Mendoza Cuevas publicado en el sitio especializado en psicología Articulando.com.uy. Pero dado lo interesante del mismo y que tiene como objetivo de analisis a una de las películas mas importantes de los últimos tiempos lo comparto como una forma distinta de acercarnos a este nuevo comienzo.
La imagen del personaje Rey sentada en
el planeta desértico Jakku como un gran basurero donde vemos los restos
de las naves más reconocidas de la trilogía original de Star Wars, nos
hace reflexionar sobre el carácter particular, sui generis en toda la
extensión de la expresión, que constituye la nueva entrega “El despertar de la Fuerza”. Nos llama la atención como resolvió J. J. Abrams la
complicada tarea de hacer una secuela de Star Wars. Recordamos la frase
de Guillermo del Toro con respecto a los remakes “es como casarte con
una viuda… debes respetar al difunto pero no por eso no te vas a
divertir”. Abrams rinde pleitesía a la trilogía original pero también la
hace suya lográndolo de una manera precisa, seguir los pasos y dar los
siguientes para consolidar una nueva trilogía.
En muchas críticas de la película se
destila la decepción natural de una película sobreanticipada, de ahí que
cualquier intento no llegaría a la fama de su antecesora. Una crítica
constante al guion de Abrams y Kasdan es que parezca una mezcla de
remake, reboot y secuela, ya que toma la trama básica de Star Wars
Episodio IV: Una nueva esperanza (1977). Lo anterior remite a lo que
calificamos de situación particular al tratarse de la continuación de
una historia que tuvo precuelas y que se ubica hace 30 años. ¿Cómo
construir algo nuevo que sea continuación y homenaje? Como el personaje
de Rey que vive recogiendo basura para sobrevivir y, aun siendo una gran
piloto, no sale de su basurero por estar añorando (“las respuestas que
buscas no están en el pasado”), la ficción del cine emula la ficción que
regula la realidad política y familiar de nuestros días, es decir,
estamos ante una película hipermoderna, cuyo mayor problema es la
nostalgia.
La premisa fundamental de “Una Nueva
Esperanza” se repite, hay un robot que es buscado por contener
información importante, el rescate de la chica de un arma letal que es
una base espacial (solo más grande) y de un poderoso enemigo que viste
de negro con voz profunda. Las declaraciones de Abrams, no se han hecho
esperar resaltando dichas similitudes conscientes. Sin embargo apunta
que:
“lo importante para mí era la introducción de nuevos personajes utilizando algunos tópicos de la historia que ya conocemos para poder contar una nueva historia. Para ir hacia delante hay que volver hacia atrás. Entiendo que con esta película era necesario dar un par de pasos hacia atrás e ir a un terreno muy familiar”.
Dos aspectos resaltamos. Primero, la
propuesta de enfrentar la situación singular de realizar una nueva Star
Wars, sin George Lucas en el guion o la dirección y como continuación de
la trilogía original de finales de los 70´s. Resulta interesante la
apuesta por la realización de algo nuevo (ese ir hacia adelante) siendo
extremadamente repetitivo (ir hacia atrás). Estamos ante un propuesta de
cómo hacer una película homenaje que bien resuena la forma como la
historia se ve a sí misma en la postmodernidad. Lucas ha declarado que
no le gusta el tono “retro” de la cinta cuando justamente eso es lo
inquietante de este nuevo experimento cinematográfico, ¿Cómo –y qué
resulta de- querer realizar una película retro?
Así llegamos al segundo aspecto de
interés, en la repetición siempre se produce algo nuevo incluso aunque
la intensión haya sido producir exactamente lo mismo. En este caso,
Abrams tenía claro que presentaría una versión diferente de los héroes
clásicos. Aunque es tachado de exagerar en la corrección política al
colocar como héroes protagonistas a una heroína infalible y un joven de
color que en más de una ocasión se muestra vulnerable y débil; aún y
haya sido la intensión de los realizadores solo seguir la “moda” de la
cuota de género y racial, su mera inclusión ya cambia las cosas.
Por un lado tenemos la presencia de un
soldado renegado que resulta ser un joven de color. Aunque resuena
neo-racista de algunos (“¡Ahora todos son negros!”) se olvida que es una
deuda pendiente de tiempos de Lucas la cual fue afortunadamente
acallada con la presencia de Lando Calrissian en los episodios V y VI.
Esperamos que, ya que se pretende jugar con la tendencia políticamente
correcta de la inclusión, cumpla la nueva Star Wars con presentarnos un
héroe abiertamente homosexual lo cual será una buena y valiente noticia
para nuestra galaxia cercana.
Además, la diversidad repercutirá
indirectamente en lo que más genera dividendos, los juguetes infantiles.
El solo hecho de que Rey sea la heredera Jedi ya transforma algo en lo
que está más allá de la película ya que tradicionalmente no se producen
figuras de acción mujeres ya que, al no ser protagonistas sino
compañeras o princesas a rescatar, hace que sean las que menos se
venden. Será interesante ver el efecto en los niños -y sus padres-
cuando quieran tener como juguete preferido a una Jedi Rey o la General
Organa. Desde el punto de vista de la mitología que tanto siguió Lucas
para realizar su trilogía original, ¿cómo será el rito de iniciación
para una heroína cuando dichos momentos tradicionalmente son masculinos
falocéntricos? ¿Perderá una parte de su cuerpo o solo será marcada? ¿Se
reconciliará con el padre o con la madre? O en términos más “warsies”
¿Qué encontrará Rey en la caverna del lado oscuro?
Sin embargo, consideramos el mayor
acierto del film el personaje de Kylo Ren. Como bien dice el siempre
acertado Antonio Camarillo (aunque lo mencione como una crítica al
Despertar de La Fuerza) lo interesante de las películas de Star Wars es
cómo la historia de fantasía galáctica de alguna manera refleja o
espejea el mundo real. De los episodios IV, V, VI que hablan del joven
granjero Luke Skywalker que intenta luchar contra el todo poderoso Vader
y el Imperio galáctico, bien espejea al propio joven cineasta
independiente Lucas que lucha contra las corporaciones cinematográficas,
o las precuelas donde vemos al joven ambicioso Anakin Skywalker caer en
desgracia y hacerse de un Imperio al convertirse en el poderoso Vader
espejea al empresario Lucas que controla todo su emporio llegando a
decepcionar a sus fans. En el despertar de la Fuerza, dice Camarillo,
“tenemos el parricidio que es justamente lo que Abrams hizo con el
legado de George Lucas”. Siguiendo esta línea, el personaje de Kylo Ren
es el lado oscuro del fan amoroso de Star Wars. El gran acierto de la
historia es la devoción de Kylo Ren por la figura de Darth Vader. Ren
como fanático, añora esos tiempos gloriosos del Imperio y el poder de
Vader, de ahí que su máximo miedo sea no llegar a ser tan poderoso como
Vader, su abuelo.
El malvado Kylo Ren y el resto de La
Primera Orden son un grupo de jovencitos nostálgicos que buscan
reconstruir el idealizado Imperio de la trilogía original al ver la
decadencia de los tiempos actuales. Dicha lectura de resurgimiento de
estados totalitarios en la bien llamada Primera Orden -la primera que
hará resurgir un nuevo orden Imperial, resuena con fuerza en nuestra
situación política actual donde a partir de la crisis financiera y de
refugiados, se oyen de nuevo abierta y públicamente propuestas fascistas
de antaño. En el mencionado podcast, los presentes concuerdan que
dentro de lo interesante de la película es el discurso “hitleriano” que
dirige el joven General Hux antes de accionar el arma de la base
StarKiller (otra de las referencias geek ya que antes del nombre
Skywalker, Lucas llamó a su héroe Starkiller). En dicho discurso
comienza Hux “Hoy es el fin de la República. El fin de un régimen que
consiente al desorden”, terminando con todo el ejército levantando el
puño derecho y un casi “Heil Hitler”. Sin embargo a dicho discurso
“hitleriano” consideramos es necesario hacer una precisión, no es
“hitleriano”, como si lo era en la trilogía original de Lucas donde los
del Imperio remitían a look nazi como los enemigos de la serie hermana
“Indiana Jones”. Estos jóvenes de la Primera Orden que buscan con
añoranza reconstruir al Imperio son más bien nuestros actuales
Neo-Nazis, la nueva ola de ultra-derecha que bien convive con el
capitalismo neo-liberal.
Podemos pasar de las ficciones de la
política a las de lo familiar. Como comenta el propio Lucas, la opera
que vemos no es espacial sino familiar, por lo que en ese contexto
nos parece familiarmente siniestro el motivo de un joven que tiene
miedo, es iracundo y hace berrinches, está decepcionado del padre por
débil y ausente por lo que busca en la figura idealizada del abuelo su
grandeza prometida.
Buscando información nos encontramos con
el video “Kylo Ren en El Despertar de la Fuerza: Símbolo de la actual
crisis de identidad masculina” cuyo análisis y comentarios resultan
interesante, más si consideramos que quien los realiza lo hace desde el
campo del fisicoculturismo. La idea básica es:
“Cuando vemos a este villano masculino en El Despertar de la Fuerza, Kylo Ren, tenemos a un tipo bastante interesante… ya que representa lo que vemos en estos chicos de nuestros días que no tienen modelos positivos a seguir, no hacen adecuados actos de pasaje (ritos de iniciación), no saben como mantener algún tipo de relación, incluso relaciones románticas ya que no saben cómo ser hombres; así que presentan muchas conductas antisociales, muchos estereotipos negativos, mucha ira reprimida, y se comportan como niños. Eso es lo que vemos en Kylo Ren, tiene problemas con manejar la ira y se queja como si fuera un niño destruyendo cosas, un comportamiento que no esperas en un joven adulto de 20 sino en un niño pero que lo vemos más y más en nuestros días.”
El video termina suponiendo que en Kylo
Ren vemos a un padre ausente que se la pasó fuera en la galaxia pero no
le enseñó el paso por la virilidad. Esa parte de telenovela familiar es
inquietante si consideramos que Han Solo, el gran héroe casi adolescente
en oposición al místico Luke Skywalker, le reclama su mujer el haberse
ido y no involucrarse pero, no solo por separase sino no verse
disminuido como padre. Lo anterior lo escuchamos desde una frase como
“Tu hijo” para referirse al hijo de ambos hasta estar renuente a
intentar ayudarlo ya que “ni Luke pudo”, a lo que Leia da la gran línea
“Luke es un Jedi, pero tú eres su padre”. Lo familiar de este melodrama
de nuestra galaxia cercana es la decepción y temor de los padres sobre
estar a la altura de la paternidad. Lo que aporta la película al
análisis “la crisis de la masculinidad” o el síntoma del parricida
berrinchudo es la idolatría por la figura de Darth Vader, el padre
primordial de la antigüedad, y así estar destinado a ser el más poderoso
de los Jedi.
La sensación de molestia por verlos muy
jóvenes a los Malos tiene que ver con la edad de los que fueron jóvenes
en la trilogía original. La vulnerabilidad que muestra Kylo Ren sin
máscara realmente le quita inmediatamente el halo de maldad pura que por
dos episodios tuvo Darth Vader, por lo que nos parece un verdadero
acierto el mostrar ese malvado en conflicto, ese joven temeroso de no
ser lo grandioso que tendría que ser y cuyo temor lo muestra con
destrucción. Me resulta fascinante que protagonista y antagonista estén
en el proceso de desarrollo. Ambos son el despertar de la Fuerza de la actualidad con mujeres que no necesariamente tienen que pasar por
la liberación femenina sino por las formas del empoderamiento
(reiteramos nuestro interés por ver el rito de pasaje del héroe en
versión femenina).
Como dice el propio Adam Driver, actor
que personifica a Kylo Ren,
“Incluso la espada misma es una metáfora del personaje, ya que está en bruto, no terminada y da la apariencia de que puede funcionar o no en cualquier momento”.
Esta espada láser
alterada, salvaje y que al mismo tiempo intentar es un homenaje a la
antigüedad, bien representa al personaje y a la angustia del presente.
Como pregunta Catherine Matheline ¿Qué nos dicen nuestros niños y
jóvenes actuales con tanto enojo, berrinches y angustia sobre la
sociedad actual? ¿Cuál es el papel de los padres en estas reacciones? Me
agrada como fan que Kylo Ren sea el reverso de Luke Skywalker quien
honra al padre, lo confronta y decide ganar el juego edípico perdiendo,
mientras que Kylo se rehúsa a perder frente al padre, idolatra al
todopoderoso abuelo y reclama su poder prometido. La gran escena del
parricidio simplemente nos mostró la otra posibilidad de la escena
cumbre de “El Regreso del Jedi” cuando Luke puede asesinar a su padre y
tomar su lugar con el Emperador.
Para terminar, nos recuerda e invita a
releer los cuatro elementos que Lacan resalta en el pasaje de hijo
durante el Edipo siendo los dos primeros ampliamente discutidos, la
posesión de la madre y la función separadora del padre. Lo discutido
anteriormente resalta los otros dos elementos que son más allá de solo
papá y mamá: el narcisismo y la muerte. Dicho de otra manera, ¿A dónde
llevará la tragedia fantástica familiar de Kylo Ren? Y ¿Podrá haber
redención en ese hijo que asesina al padre por ambición o rencor?
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