Una extraordinaria película que rescata lo mejor de los cuentos animados de antaño de Disney adaptándola a los tiempos que corren. Una cinta con un apartado técnico brillante y con uno de los mejores villanos de los últimos tiempos.
Había una vez un tiempo en donde
no había tantos cientos y cientos de millones de dólares de por medio en una película,
en donde el cine de animación de Disney
tuvo sus años dorados, entre 1930 hasta 1970 aproximadamente. En esa época sin rigurosos
estudios de mercados de por medio se “permitía matar” más personajes en películas para niños que los que mueren en los blockbuster actuales para adultos. Transformándose
esas películas animadas en clásicos que supieron conmover a generaciones
enteras con princesas, magia y animales parlantes. Justamente uno de los clásicos
fue ‘El libro de la selva’ de 1967
dirigida por Wolfgang Reitherman. Ahora
49 años después Jon Favreau tenía la
titánica tarea de lidiar con la necesidad ineludible de este tipo de cinta de
conformar a un gran abanico de público de todas las edades, distintos niveles
educativos y con distintas culturas a cuestas. Si bien es verdad que Favreau de esto sabe mucho al ser el precursor de los que es hoy el
gigantesco universo Marvel del cine al ser el director de las dos primeras películas de
Iron Man. Pero como sabemos todos
jugar con los recuerdo de la infancia de muchos o crear nuevos recuerdos para
los niños de hoy, es una tarea extremadamente difícil porque somos muy exigente
con respecto a nuestros idílicos recuerdos.
Pero la fórmula propuesta por Jon Favreau funciona en un excelente
equilibrio, sin desafinar en prácticamente ningún momento. Es una mezcla de
escenas ligeras, trágicas, momentos de acción trepidantes y oscuras secuencias
que aterrorizarán, durante un breve tiempo, a los más pequeños. Pero el
equilibrio está ahí, y después de tenerle miedo al tigre de bengala Shere Khan, sueltas unas carcajadas con
algún animalito gracioso, o a emocionarnos con la valentía o el ingenio de Mowgli. Hasta hay espacio para dos de
las míticas canciones de antaño, la primera perfectamente enhebrada en el
desarrollo de la cinta mientras que la
segunda se nota mucho más forzada. Siendo lo más flojo de la cinta las escenas alrededor
del templo de los monos.
Pero si bien la responsabilidad es mucho mayor en números de taquilla que en la época dorada del cine de animación de Disney hoy en día se cuenta con elementos técnicos inimaginables medio siglo atrás. Porque esta versión con “actores de carne y hueso” en lo técnico y lo visual solo puede ser compara con Avatar la película más taquillera de la historia. En este ‘El libro de la selva’ se recrea por computadora todo un mundo magnético, vivo, envolvente y lleno de detalles y profundidad que hace que ningún plano sea aburrido. En donde como en la cinta de Cameron el 3D también es muy bien utilizado siendo fundamental para apreciar toda la belleza de la misma. Los árboles, las hojas, el agua, la luz, es un telón de fondo en el que se desarrolla la acción vale por sí solo. Pero a pesar del extraordinario trabajo no es capaz de compararse al paso hacia delante, en cuanto a diseño y animación digital, que resultan los animales que acompañan a Mowgli (Neel Sethi). Los que se ven totalmente naturales pero con movimientos faciales los que brindan una total humanización de los mismos sin dejar de parecer reales.
Pero si hay algo que debemos
destacar ese es el malvado de esta cinta el terrible Shere Khan interpretado por Idris
Elba. Un villano de los que ya no se ven y del que seguramente deberían aprender
tanto Marvel como DC para crear los propios, dado que últimamente
no han sabido crear ningún villano que realmente tenga carisma salvo raras excepciones.
Con respecto al único actor de carne y hueso de la cinta (al menos con dialogo)
el joven Neel Sethi cumple siendo ágil
y simpático sin ser ningún niño prodigio
de la actuación.
Pero lo central de esta historia
no es justamente su protagonista sino el viaje y la evolución del cachorro humano en su camino para
transformarse en hombre. Siendo una clara metáfora hacia la autoaceptación y tolerancia ante la
diversidad. Mowgli es un niño humano
que tiene que afrontar los susurros y miradas de los animales de la jungla, que
le temen o le aborrecen por ser diferente. Él empieza la película queriendo ser
un lobo, y poco a poco, gracias a los personajes que se va encontrando en su
camino, se acepta a sí mismo como lo que es, y aprende a ver las cosas buenas
que puede aportar a los demás. Pero sin perder ese mensaje ecologista de la
cinta animada de 1967 en donde muestran lo destructivo que puede llegar a ser el
hombre con respecto a la naturaleza. En donde se nos deja como moraleja que si
nos inclináramos más a menudo ante los
elefantes, seguramente seriamos un poco menos salvajes.
Conclusión: Aunque el doblaje en español tampoco esta tan mal es una lástima no haber podido disfrutar las voces originales en inglés
dado su excelente elenco bocal. Siendo ‘El
libro de la Selva’ una de las mejores películas de los últimos tiempos no solo
por su extraordinario despliegue técnico sino por lo bien que se desarrolla su
historia. Además de contar con seguramente
el mejor villano del año. Transformándose en una cinta disfrutable para
personas de todas las edades y seguramente un imprescindible para entretener a
los más pequeños cuando llegue al
mercado doméstico.
Lo mejor:
- Efectos especiales merecedores de un Oscar.
- Una historia muy bien contada.
- Un 3D muy bien aprovechado.
- La escena en el templo de los monos.
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